Travesía por los Himalayas


Desde las Annapurnas, Diosas de las Cosechas, hasta Sagarmatha, la Frente del Cielo.-

jueves, 16 de mayo de 2013

De Dzhongla a Pangboche

















El camino más fácil. O será que con nuestra ganada experiencia esto resulta una papa.  Salimos de Dhzongla no muy temprano, ya subía el sol. Fue una mañana espléndida. Nos sacamos fotos con Pepe a modo de darle un sentido -aunque no lo necesite porque es protagonista por sí solo- al majestuoso Ama Dablan, por otra de sus caras, y, además, para sellar con Pepe de Murcia un abrazo para la posteridad, ya que, a partir de hoy, él sigue su rumbo, escalará el Island Peak, y nosotros comenzamos el descenso, que no siempre significa bajar y solamente bajar. Vimos perderse a Pepe por encima de la colina mientras nuestro camino avanzaba recto y por un valle rodeado de monstruosas montañas, pero descampado en sí. Anoche habíamos dormido a 4800 metros, y hoy en Pangboche estamos a 3900. Casi casi la misma altura de Namche Bazaar donde preveemos llegar mañana. Paramos en un albergue pintoresco, uno de los más lindos que nos han tocado hasta el momento, aunque todos están bastante bien, sin embargo en alguno que otro nos han tocado un par de ratas traviesas comiéndose nuestras almendras, o las escuchamos correr por entre las maderas, o bueno, excusados muy muy sucios, y paredes de madera muy delgadas donde uno se despierta asustado porque escucha roncar a alguien demasiado pegado a su oreja. Pangboche es además uno de los pueblos de los Himalayas más pintorescos por los que hemos pasado. Tiene un encanto propio y especial. Las casitas con sus huertos delimitados por paredes desparejas de piedra, visto desde arriba se ven esos muros bajos que podemos saltar sin permiso, serpentear entre los terrenos recién sembrados o arados a fuerza de bueyes. Los vimos porque Pangbche tiene un monasterio antiguo, del siglo XVI, al que subimos. Erramos el camino un par de veces y justamente tuvimos que saltar la cerca de una vecina que no nos sacó carpiendo sino que nos explicó cómo llegar al monasterio. Víctima de terremotos, varias veces reconstruido en partes, y actualmente en restauración. Muy bello. Para llegar a Pangboche, retomando el camino de hoy, pasamos por el collado de Pheriche, un área muy ventosa y fría, como suelen ser los collados, el momento ese donde se arrodillan las montñas para sacarse el sombrero o darse las manos, unas a otras, esos puentes entre ellas y nosotros, los collados. Hacía frío a esa altura, viento.  Por aquí fue el trayecto más desparejo del camino, ya que hay que subir, bajar, comimos en Pheriche, y después subir  hasta el collado, para más tarde volver a bajar y volver a subir. Pero bastante tranquilo todo. Mucho camino recto, plano, sin altibajos. Todavía no aparece mucha vegetación, todavía estamos altos, empiezan a aparecer algunos arbusto, bajos, pero árboles sólo al ir ya llegando a Pangboche.
Desde Dzhonla hasta Pangboche tardamos 6 horas, una de las cuales fue de almuerzo.
El albergue, aunque es más lindo cuesta igual 100 rupias, menos de 1 dólar. Los platos de comida van de 300 a 500. La ducha se paga así que por ahora seguimos sin ducharnos, mañana se cumple una semana. Una semana sin bañarnos.

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